Ponerse en el lado de la vida.

Hay un texto y un cortometraje muy parecidos. Ambos hablan sobre donación de órganos. El texto dice “Y eso aunque yo sea joven y el otro viejo, aunque yo sea hombre y el otro mujer, aunque yo sea blanco y el otro negro, aunque yo sea tonto y el otro listo, aunque yo esté sano y el otro enfermo, aunque yo sea rico y el otro pobre. « Soy humano -dijo un antiguo poeta latino- y nada de lo que es humano puede parecerme ajeno.»” y el cortometraje enseña, que, a pesar de las diferencias existentes entre la madre de la difunta y la madre con hija en lista de espera, se puede donar, para salvar la vida de otro.“¿en qué consiste tratar a las personas como a personas, es decir, humanamente? Respuesta: consiste en que intentes ponerte en su lugar” Es así como lo dice y el texto, y así se llama “Ponte en su lugar” todo el texto es sobre que hay ponerse en el lugar del otro a la hora de salvar una vida y en todo momento, hay que ser humanos. Esto lleva a el cortometraje, que se llama “Del Lado de la Vida”.
 La madre de la potencial donante se pone del lado de la vida al decidir donar a otra madre con su hija en lista de espera. El problema de la donación de órganos, es que al momento de la muerte de una persona, es la familia quien decide si donar, o no, a no ser que haya documentos que certifiquen que esa persona es donante. Sin embargo, el acto social, la decisión de la familia, si es que hay una, es el que tiene la última palabra. Hay personas que acceden a donar después de pensarlo y otras personas que lo niegan rotundamente. El equipo médico, que son quienes hacen el acto médico, siempre están dispuestos a salvar la vida del donantes, pero en el peor caso, acompañan a la familia a tomar la decisión de donar, ya que salvan vidas. Es por eso, que este tipo de situaciones delicadas hay que hablarlas en “frío”, ya que es muy difícil decidir en el mismo momento.

El cortometraje:

                   

El fragmento del texto: "Etica para Amador" Capítulo "Ponte en su lugar" de Fernando Savater.
"¿en qué consiste tratar a las personas como a personas, es decir, humanamente? Respuesta: consiste en que intentes ponerte en su lugar. Reconocer a alguien como semejante implica sobre todo la posibilidad de comprenderle desde dentro, de adoptar por un momento su propio punto de vista. Es algo que sólo de una manera muy novelesca y dudosa puedo pretender con un murciélago o con un geranio, pero que en cambio se impone con los seres capaces de manejar símbolos como yo mismo. A fin de cuentas, siempre que hablamos con alguien lo que hacemos es establecer un terreno en el que quien ahora es «yo» sabe que se convertirá en «tú» y viceversa. Si no admitiésemos que existe algo fundamentalmente igual entre nosotros (la posibilidad de ser para otro lo que otro es para mí) no podríamos cruzar ni palabra. Allí donde hay cruce, hay también reconocimiento de que en cierto modo pertenecemos a lo de enfrente y lo de enfrente nos pertenece... Y eso aunque yo sea joven y el otro viejo, aunque yo sea hombre y el otro mujer, aunque yo sea blanco y el otro negro, aunque yo sea tonto y el otro listo, aunque yo esté sano y el otro enfermo, aunque yo sea rico y el otro pobre. « Soy humano -dijo un antiguo poeta latino- y nada de lo que es humano puede parecerme ajeno.» Es decir: tener conciencia de mi humanidad consiste en darme cuenta de que, pese a todas las muy reales diferencias entre los individuos, estoy también en cierto modo dentro de cada uno de mis semejantes. Para empezar, como palabra... "

Comentarios

  1. Muy bien Abril. Solo tenés que corregir las etiquetas (SADO, 2015, 4B y #donarnls)

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